[07-12-16] CC.OO. recuerda que PISA no valora los sistemas ni las políticas educativas
El sindicato reconoce el esfuerzo del programa PISA por proporcionar datos transparentes y de alcance mundial sobre algunas competencias y aprendizajes de alumnado de 15 años. Sin embargo, advierte de que estos son limitados.
La Federación de Enseñanza de CC.OO. explica que el informe hecho público hoy pone de manifiesto una continuidad en los resultados obtenidos en los últimos años, a pesar de la frecuencia de los cambios en las políticas educativas. Esta continuidad nos recuerda que las políticas educativas y culturales son instrumentos de muy largo recorrido, con consecuencias pequeñas en el corto plazo y grandes en un periodo más largo. Específicamente, los resultados no están vinculados con la LOMCE, puesto que el alumnado examinado el curso pasado estaba cursando los programas LOE.
Otra constante de PISA es que los resultados más satisfactorios corresponden a chicos (masculino no genérico) con un nivel económico, social y cultural alto. Esto ratifica la vinculación de las competencias examinadas por PISA a entornos culturales determinados, considerados implícitamente por los evaluadores como buenos o deseables. Quienes viven en estos contextos, tienen ventaja en la evaluación. Algunos saberes se consideran tan importantes que merecen un esfuerzo tan grande como el que hace PISA. Otros, no. Es una elección política, cultural y económica. Por ejemplo, si se valorara la capacidad creativa o la vida saludable, Corea puntuaría mucho peor.
Los resultados medios de la OCDE han bajado ligeramente, lo que para CC.OO. tiene que ver con las políticas de austeridad y de contención en el gasto educativo de la UE. Además, ha aumentado el número de países participantes, modificando la centralidad original de los 500 puntos, por lo cual es más fácil acercarse a la media, sin mejorar las puntuaciones.
Entre los resultados para España de la edición 2016 (pruebas realizadas en 2015) destacamos como mejor noticia que se ha reducido el número de alumnos en el nivel más bajo, y que disminuyen las diferencias entre las hijas e hijos de familias inmigrantes y autóctonas. Asimismo, mejoramos en lectura, llegando a los 496 puntos. En cambio, los cambios en ciencias y matemáticas no son significativos.
En nuestro país, las diferencias territoriales medidas por PISA son menores que en otros con una educación más centralizada. De hecho, todas las evaluaciones señalan que las diferencias territoriales se están reduciendo desde que las comunidades asumieron las competencias en materia educativa. Esa disminución fue frenada por el Gobierno de España, que, al suprimir desde el inicio de la anterior legislatura los fondos de cooperación y compensación territorial en educación, ha perjudicado especialmente a las zonas españolas con menor desarrollo.
Los resultados de PISA se han obtenido en un contexto de fuerte reducción del gasto público en educación, y de un aumento del gasto privado que se está volviendo insostenible para las familias. También se vuelve insostenible el esfuerzo del personal educativo, que ha visto una reducción de plantillas severa y un empeoramiento de sus condiciones de trabajo. El alumnado evaluado el curso pasado ha sufrido estas condiciones desde 2011 a 2015.
CC.OO. rechaza la valoración realizada por el Ministerio de Educación (MECD), pues después de haber manifestado durante toda la etapa Wert que nuestro sistema educativo era un desastre, ahora se argumenta que obtenemos unos resultados históricos sin que PISA muestre variaciones sustanciales.
Por otro lado, nada legitima a la OCDE para convertirse en el Ministerio mundial de Educación y condicionar así las decisiones políticas revistiéndolas con el tratamiento masivo de datos. En cambio, es necesario saber utilizar estos datos, junto con muchos otros, para ser usados en la reflexión y en las propuestas de mejora de la educación pública y del sistema educativo, en un proceso democrático y en continua mejora.
Para CC.OO., el informe PISA es muy cuestionable porque no analiza los sistemas educativos y la cohesión social de su población y sólo evalúa algunos aspectos vinculados al capital cultural del entorno del alumnado. No tiene en cuenta la asunción de valores ni el desarrollo del espíritu crítico en niveles obligatorios y extralimita sus efectos en las políticas de los gobiernos.
La mayor incoherencia de este estudio es que los centros pueden realizar entrenamientos para obtener buenos resultados por encima del aprendizaje real del alumnado. El propio MECD, en su web, entre otros organismos e instituciones, difunde cuestionarios para estos entrenamientos, por lo que ni siquiera estos datos pueden ser del todo fidedignos.