Este 8 de marzo queremos dedicarlo a reivindicar a las mujeres que han salido fuera del hogar, que han hecho aportaciones en el ámbito público, en todos los ámbitos del saber, que, venciendo todo tipo de obstáculos, en la mayor parte de los casos, han destacado con su sabiduría, que han sido capaces de destacar en un mundo reservado a los varones, que abren caminos a las demás. Su mérito es indudable, tanto como el desconocimiento social de ello. No queremos embellecer ni idealizar a las mujeres, simplemente, queremos darlas a conocer y, con ellas, su trabajo, su sabiduría y su valentía.

Y partiremos de las que dan nombre a algunos de nuestros Centros  educativos...

Lo que se encontrará en un mapa interactivo situado en nuestra web. Ahora bien, nuestra selección de mujeres ha evitado los nombres de vírgenes, santas, reinas consortes… Los nombres del santoral obedecen a criterios particulares de una determinada religión que no tienen por qué coincidir con lo que queremos resaltar: intervención social destacada de una mujer en el ámbito de lo público, que expresa valores positivos que dan fuerza, autonomía y libertad a las mujeres y que persiguen la igualdad entre los sexos.

Y... ¿Por qué?

Porque en los currículos educativos apenas aparecen las mujeres literatas ni científicas…, tampoco las actividades del ámbito doméstico o de cuidado de las personas. Las tareas que, históricamente, la sociedad ha encomendado a las mujeres y, en general, lo femenino, quedan fuera del ámbito de estudio, lo que transmite la consideración de que estas y sus actividades carecen de valor.

Reclamamos la importancia del trabajo que se realiza en el ámbito privado del hogar. Rechazamos, sin embargo, la obligatoriedad y la exclusividad de esas tareas que las mujeres han tenido -y tienen- adjudicadas, por el hecho de ser mujer, pues les impide un desarrollo personal y social más amplio y completo. Entendemos, por tanto, que su aprendizaje es importante para el desarrollo de la vida humana, que debe plasmarse como competencia a adquirir por el alumnado y que debe fomentarse la necesidad de que sea compartido por mujeres y varones.

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