[12-05-10] Zapatero cede a la presión de los mercados y carga sobre algunos de los sectores más débiles la reducción del déficit
Aunque se sugiere "un esfuerzo colectivo, equitativo y justificado", parados, empleados públicos, pensionistas y personas dependientes son los sectores sobre los que recae el mayor sacrificio del plan anticrisis del Gobierno.
La dirección de CC.OO. ha manifestado en un primer análisis tras conocer el Plan de Zapatero en el Congreso para intensificar la reducción del déficit, que con las medidas apuntadas el presidente del Gobierno "cede a la presión de los mercados y del liberalismo económico y pone en marcha un paquete de iniciativas fundamentalmente obsesionadas con el gasto que, una vez más, van a recaer sobre algunos de los sectores más débiles de la sociedad. "Los sectores e idearios que causaron la crisis marcan ahora el camino de salida", denuncia CCOO.
CC.OO. es consciente desde hace unos años de la gravedad de la crisis y lleva al menos uno exigiendo al Gobierno que lidere un ambicioso acuerdo social y político para reactivar la economía y el empleo y garantizar la cohesión social. Ahora la dimensión europea de la crisis económica y financiera ha derivado en planes de ajuste a los que la UE ha llegado tarde y cuyo contenido ha merecido el rechazo sindical por ignorar las prioridades de la economía productiva y golpear a los sectores más débiles -no olvidemos que la crisis ya se ceba en millones de trabajadores que han perdido su empleo.
Por otro lado, CC.OO. recuerda que el guión seguido por la Unión Europea, de la mano de los ideólogos de la crisis, que empezó reduciendo drásticamente, cuando no retirando, las inversiones públicas en la economía productiva, y que ha acabado quebrando la ya vulnerable situación de pensionistas, parados, personas dependientes y empleados públicos, se dejará notar en la incipiente recuperación económica, contrayendo el consumo y prolongando los indicadores de la recesión.
Las medidas anunciadas hoy por el presidente del Gobierno orientadas a intensificar la reducción del déficit (ahora del 11,2% y que debe pasar al 3% en 2013), son una vuelta de tuerca, siempre centradas en la reducción del gasto -ahora también el gasto social-, la confianza de los mercados y la estabilidad monetaria. Poco o nada importan las políticas impositivas destinadas a incrementar los ingresos o una potente y cada vez más inaplazable propuesta de fiscalidad progresiva para que las rentas tributen de forma equilibrada y justa.
De nuevo, el Gobierno se hace eco de las presiones de la economía especulativa -la misma que dice combatir- y activa un paquete de medidas que golpea especialmente a colectivos en situación de necesidad, y exige sacrificios a otros que ya habían comprometido su responsabilidad y moderación en acuerdos firmados recientemente, como los empleados públicos.
No es tiempo de improvisación ni de demagogia. Pero no deja de ser un sarcasmo que el Gobierno insista en reformas financieras imprecisas y de muy limitado alcance (anuncio de reforma de las cajas de ahorro), después de aliviar con importantes recursos las cuentas de las entidades financieras privadas, sin que el crédito haya llegado a empresas y familias, mientras se ceba en personas y colectivos con evidentes dificultades y se olvida de otros (los que no tienen empleo) a los que solo ofrece "buenas intenciones". ¿A qué espera el Gobierno para depurar un plan de choque orientado a reactivar la economía y crear empleo?
Finalmente, CC.OO. afirma que analizará con detalle el contenido y alcance de las medidas aprobadas para valorar la respuesta sindical que, de acuerdo con UGT, salga al paso de las mismas.